A la muerte de su padre el 30 de septiembre de 788, Hixam era gobernador en Mérida, Suleyman en Toledo y Abd Allah, el más joven de los hermanos, se hallaba con su padre en Córdoba, donde recibió el juramento de fidelidad del pueblo en nombre de su hermano Hixam. Este se apresuró a salir de Mérida y, una vez en Córdoba, su hermano Abd Allah le transmitió el poder el 7 de octubre de 788, de acuerdo con las últimas instrucciones de su padre.
Otra versión de los hechos cuenta que Abd al-Rahman I habría ordenado a Abd Allah que entregara el poder al primero de sus hermanos que llegase a Córdoba. Esto explicaría la prisa de Hixam en llegar a la capital.
Suleyman no estuvo de acuerdo con el ascenso de su hermano, por lo que levantó a sus partidarios en Toledo y se dirigió con un ejército hacia Córdoba, pero fue derrotado en tierras de Jaen, por lo que regresó a su refugio de Toledo.
En mayo de 789 Abd Allah, que más tarde llevaría el sobrenombre de Al-Balansi ("El Valenciano"), partió hacia Toledo para ponerse del lado de su hermano Suleyman. El emir Hixam no lo dudó. No podía dejar crecer la rebelión de sus dos hermanos, por lo que se dirigió a Toledo con un ejército y puso cerco a la ciudad. Suleyman se escapó en secreto y apareció inesperadamente en Secunda, frente a Córdoba, con una tropa de partidarios e intenciones de tomar la ciudad. Hixam no se preocupó y mandó a su primogénito Abd al-Malik tras Suleyman. Este, al saber de la llegada de un ejército en su contra, huyó. Pero al pasar por Mérida su gobernador, Hudayr al-Madhbuh, marchó contra él y le derrotó. Mientras tanto, tras tres meses de cerco, el emir levantó el sitio de Toledo.
En mayo de 790 Abd Allah fue el encuentro del emir para pedir clemencia, cosa que le fue concedida. Fue alojado en casa de Al-Hakam, hijo del emir. Ese mismo año Suleyman se encontraba en la región de Todmir intentando sublevarla a su favor. Hixam envió contra él un ejército al mando de su hijo Muawiya y asistido por los generales Xudaid ibn Isa y Tamman ibn Alqama. La expedición fue un éxito, llegando hasta el mar.
Suleyman, convencido e la inutilidad de sus esfuerzos, pidió clemencia a su hermano. Hixam se la concedió, le entregó 60.000 dinares y le exigió el abandono de Al-Andalus. El primogénito de Abd al-Rahman se instaló con su familia en un rincón de Berbería. Al poco tiempo su hermano Abd Allah también emigró al Norte de Africa.
