POSICIÓN DE ARROF Y FORTÍN DE TIGROTIN

Posiciones localizadas al sur de Monte Arruit, para dominar el camino entre este campamento y los montes Ziata.

Arrof estaba situada a gran altura en los montes Ziata, protegiendo el paso de Fum-el-Krima, pero dominada a su vez desde alturas adyacentes. Su perímetro fue construido para albergar hasta dos compañías de fusiles, y en julio de 1921 estaba siendo reducida para albergar tan solo una compañía, estando ya terminado el parapeto, que cortaba la antigua posición por la mitad, a falta tan solo de algunas defensas accesorias. Tigrotin era un fortín sitiado a unos 500 metros en línea recta de la posición, separado de ella por un barranco, construida con obra de mampostería en buenas condiciones. Monte Arruit, distante unos 15 kilómetros, les suministraba el agua diariamente, y también diariamente la posición acudía a Monte Arruit para abastecerse de víveres.



Posiciones de la circunscripción de Nador.

Guarnecían la posición unos 60 hombres pertenecientes a dos secciones de la 4ª compañía de 2º batallón del regimiento de Infantería "África" nº 68, al mando del capitán don Rafael Aguilera Maurici y el teniente don Francisco García Gómez. Por su parte, el fortín de Tigrotin tenía un destacamento de un cabo y diez soldados de la citada compañía.

El 22 de julio, al regresar el convoy de abastecimiento de Monte Arruit, conocieron en Arrof lo ocurrido en Annual. Ese fue además el último día que recibieron agua desde Monte Arruit.

El 23 de julio vieron en la distancia arder fuego dentro de Monte Arruit, y supusieron que eran las llamas de algún pajar ardiendo. El resto del día transcurrió sin novedad, hasta el anochecer en que recibieron algún disparo suelto.

A las 02:00 horas del 24 de julio los rifeños abrieron un nutrido fuego de forma inesperada sobre Arrof, manteniéndolo de forma intermitente hasta el amanecer, causando siete bajas dentro de la posición. Al despuntar el día finalizó el ataque, pero los rifeños dejaron un pequeño puesto de observación vigilando la posición y se dirigieron al vecino puesto de la Policía Indígena de Bu-Aiduz, donde los policías se unieron a la revuelta. En Arrof se aprovechó la tregua para salir de la posición y destruir el muro del vecino campo de deportes, donde habían estado apostados los moros en su ataque nocturno. Ese día iniciaron el racionamiento del agua. Los rifeños sitiaron Arrof y mantuvieron sus ataques con nutrido fuego desde el atardecer hasta el amanecer, cesando los disparos durante el resto del día.

El 25 de julio el capitán Aguilera recibió en Arrof un mensaje enviado por un perro desde la posición de Sidi-el-Bachir informando de lo desesperado de su situación, con el teniente al mando herido, con bastantes bajas, sin agua ni víveres, y sin suficientes municiones.

El 27 de julio se acabó el agua en Arrof; hicieron una salida para procurarse unas cantimploras llenas, pero a pesar de la sorpresa tan solo lograron llenar media fiambrera a costa dos bajas; los rifeños establecieron un nuevo puesto de observación para impedir nuevas salidas. El capitán envió al teniente don Francisco García Gómez con una partida de soldados para reconocer la posible evacuación sobre Monte Arruit, ya que les llegaban los sonidos de sus disparos como indicación de que allí los españoles estaban aún manteniendo el campamento. Pero el teniente tropezó con las avanzadas de un campamento que los rifeños establecieron para mantener vigilados los caminos y, tras un tiroteo con ellas, hubo de regresar a Arrof. Tras esta salida, los rifeños establecieron nuevos puestos de vigilancia, cerraron por completo el sitio sobre Arrof y Tigrotin y, comprendiendo lo inútil de la resistencia de los españoles, cesaron sus hostilidades a la espera de su capitulación, limitándose a arrojar piedras sobre la posición y tratar de desmoralizar a los soldados.

El 29 de julio por la tarde el capitán Aguilera decidió la evacuación de la posición, que efectuaron durante la madrugada del 30 aprovechando la caída de una tormenta, en dirección a la zona francesa. Días antes lo habían hecho los de Tigrotin. A los diez kilómetros pasaron al pie de la posición de Sidi-el-Bachir con idea de recogerla, pero la encontraron en silencio y sin señales de vida, por lo que continuaron su marcha. Al amanecer del día 30 llegaron a un aduar dominado por una fortificación que creyeron francesa; el capitán hizo un alto y envió una patrulla a explorar y, mientras esperaban fueron sorprendidos por un numeroso grupo de rifeños que hizo fuego sobre ellos. Ante lo inesperado del ataque, la compañía perdió su cohesión, entró en pánico y se dispersó. El capitán Aguilera, el teniente García y diez soldados fueron cogidos prisioneros, robados y conducidos al poblado cercano. Desde allí, por mediación de un faquir llamado Addú fueron finalmente conducidos al puesto francés de Sidi-Maruf. A los pocos días se presentaron en Uxfa treinta dispersos de la compañía, incluidos los del fortín de Tigrotin.


FUENTES:

  • AHN. TS-R. Expediente 50.7. Folios 1486 y ss. Declaración del capitán don Rafael Aguilera Maurici, jefe de la compañía 4/II/68.
  • AHN. TS-R. Expediente 50.9. Folios 1792 y ss. Declaración del sargento Lahasen-ben-Brahim, de la 1ª Mía de la Policía Indígena.