ICHTIUEN.
Con arreglo a la declaración del soldado del regimiento de San Fernando Ramón Vilariño –folio 1635-, la posición se asentaba sobre una loma de regular altura en la meseta de Arkab, flanqueada por barrancos de la parte de Dríus y de Ben-Tieb, y dominada por las alturas en la dirección de Kandussi a distancia eficaz, describiendo sus demás circunstancias constitutivas.
Guarnecía la posición una compañía del expresado regimiento con dos secciones, cuya tercera estaba destacada en Dar Azugaj, distante unos cinco kilómetros.
Refiere el testigo que hubo tranquilidad en el territorio hasta el 23 de Julio, que empezaron a verse grupos de moros que se corrían por los barrancos con manifiesto propósito de rodear la posición, y el alférez Ruiz Tapiador, del destacamento de Azugaj, dice al folio 407 vuelto que el 22 por la noche le dijo su capitán, por teléfono desde Ichtiuen, que al día siguiente se retiraría la columna de Dríus a Batel; pero sin que tuviese órdenes para las posiciones. A las dos de la madrugada del 23 quedó interrumpida la comunicación telefónica de Dríus con Ichtiuen y Dar Azugaj, conservándose solamente entre estas dos últimas. En su vista, y por orden de su capitán, envió un soldado montado a Dríus a pedir órdenes para ellas, recibiendo del teniente coronel de su Cuerpo Pérez Ortiz, jefe de las fuerzas del regimiento, la prevención escrita de “mantenerse” hasta que se les ordenara, y que Itchiusen hiciese el convoy a Dríus “como de ordinario”, como asimismo asevera el soldado Quintián al folio 1676.
Siguiendo su relación el soldado Vilariño, manifiesta, al folio 1636, que a eso de las seis de la mañana del 23 “se recibió orden telefónica –en contradicción con la interrupción de que antes se habla, y debe suponerse tenga por fundamento la medida, el aviso de la noche anterior- de abandonar la posición, procediéndose a cargar las cuatro acémilas de dotación de la unidad; pero a las ocho –en conformidad con la antes manifestado- recibieron contraorden de permanecer en el puesto, por haber desistido de evacuar Dríus, en la prevención consiguiente a la ejecución del convoy.
Se dispuso el cumplimiento de su salida, aunque con mayor escolta, constituida por 23 hombres, al mando del teniente D. Pedro González Murga y de la que formaba parte el testigo. Pasado el barranco que cortaba el camino, en el poblado inmediato les salió al paso el jefe de él, que les manifestó había enemigo apercibido, ofreciéndose a acompañar al convoy; rehusó el oficial que, desconfiando, le dijo que consideraba preferible se quedara para acudir al auxilio de la posición si fuera preciso. Salidos del poblado, los moradores se echaron tras ellos, y como no se detuvieran a sus voces, les agredieron a tiros. Herido el oficial de un balazo, que le llevó tres dedos de la mano izquierda, siguió, no obstante, animando a su gente con el ejemplo; refiriendo el testigo que habiendo cogido un moro por el correaje a un soldado herido, al verlo el teniente se apoderó del fusil de éste, y, a pesar de su herida, derribó de un tiro al moro; pero otro disparo poco después dio en el pecho al oficial, matándole. Muerto el oficial, la fuerza que iba en vanguardia huyó y el testigo, el sargento y un cabo y dos soldados, uno herido, quedaron solos; mas, haciendo fuego, pudieron retirarse hacia Dríus, adonde llegaron bajo la protección de la fuerza que salió a recogerlos, a las nueve de la mañana.
Completando el relato el soldado Quintián, dice –folio 1676 vuelto- que salió el convoy de Ichtiuen y que a poco de pasar por el caserío referido vieron moros a caballo que se interpusieron entre la vanguardia y el convoy; que después oyeron descargas, y pudieron observar que los moros traían el caballo que montaba el teniente, y luego, tiroteo suelto, que denotaba la persecución de los dispersos.
Como una hora y media después el enemigo rodeó la posición, rompiendo el fuego contra ella, lo que determinó al capitán a salir, abandonándola, sin dar tiempo a destruir nada por el ímpetu de la acometida. Efectuaron la salida con intención de dirigirse a dar Azugaj; muy acosados por el enemigo avanzaron, defendiéndose con sus fuegos; el capitán Fe fue herido antes de llegar al Kert, y a poco muerto por un segundo disparo, como fueron cayendo paulatinamente de igual modo los soldados, pudiendo llegar a Dar Azugaj unos cuentos, heridos en su mayoría, de los cincuenta y tantos que salieron la posición.
Enlazando esta reseña con la declaración del alférez Ruiz Tapiador –folio 408 -, dice que, resuelto el capitán a abandonar Ichtiuen, le dio orden de poner la fuerza en el parapeto para proteger la retirada, la que no pudo efectuar por el acoso del enemigo en el trayecto, confirmando murió en ella el capitán, y llegando solamente a Dar Azugaj cinco hombres sin armamento y catorce heridos, a los que sólo pudo atender imperfectamente por carecer de medios curativos.
DAR AZUGAJ.
Esta posición estaba situada a la derecha de la Alcazaba del Hach Amar, asentada sobre una altura cortada sobre el río Kert, teniendo tres avanzadillas, como a medio kilómetro, en puntos próximos dominantes. Había sido posición de mayor importancia, que en anterior tiempo estuvo ocupada juntamente con la alcazaba, y había quedado limitada al reducto, formado por parapetos con banqueta, en buenas condiciones, pero con alambrada en mal estado.
Tenía acceso a la carretera de Batel y camino al río Kert. Describe la constitución y elementos de la posición el teniente Ruiz Tapiador –al folio 407-, cumpliendo el puesto, a su parecer, el objeto de proteger el paso del río en invierno, y, en cierto modo, la carretera, distante dos kilómetros, aunque considerando a la posición débil por el defecto de la alambrada, la falta de medios de resistencia y lo reducido de las fuerzas; pues constituida su guarnición por unos 35 hombres, con arreglo a la manifestación del testigo –pues el estado de las fuerzas de la Comandancia general le asigna 57-, debía mantenerse, y se comprendía en aquel número un puesto de un cabo y cuatro soldados en cada una de las tres avanzadillas para la necesaria seguridad.
Refiere el testigo –al folio 408- que al comenzar el paso de las fuerzas en retirada de Dríus a Batel se dirigió el ataque a la posición, que ya había empezado a aparecer la falta de víveres y agua, por consecuencia de la interrupción del cotidiano convoy; que al llegar la cabeza de la columna a Uestía, a la vista de la posición del declarante, hizo señas por si podrían socorrerla o proteger su retirada, y como no fueran atendidas, mandó dos soldados con escrito suyo pidiendo socorro, no habiéndosele tampoco atendido por la columna, aunque posteriormente se enteró de que le había sido aquel entregado al general Navarro.
Siguió, pues, la posición asediada por el enemigo, falta de agua y víveres y sufriendo ataques durante los días 23 y 24, llegando los moros a la alambrada y rechazándolos con granadas de mano. En esta situación tan crítica, y decaída la moral de la tropa, por la tarde de dicho día se le hicieron proposiciones de capitulación en nombre del Hach Amar, que el apuro de las circunstancias le obligaron a tomar en consideración. Convínose en salir a la noche, entregando la posición, pero conservando el armamento, que sería llevado en caballerías, como los heridos, a Batel. Aguardaban confiadamente fuera de la posición la llegada de estos bagajes cuando fueron agredidos indefensos, desbandándose la gente, errando el testigo al azar, siendo al fin hecho prisionero, y yendo a recaer, tras varias vicisitudes, al puesto del pozo núm. 2 de Tistutin, cuya suerte ulterior siguió.